El día de la madre no existe para ellas
De niños creemos que mamá todo lo puede, que no siente cansancio, que no sufre, que no llora y que siempre estará a nuestro lado cuando necesitemos de ella. Pero esa imagen que guardamos con tanto celo en lo más profundo de nuestro corazón de niños inocentes, con el tiempo no coincide con la que vemos cuando pasan los años, ya que nos damos cuenta de que ese ser que considerábamos excelso, es todo lo contrario, visto por los ojos de un hijo maltratado por su propia progenitora. En este mes de las madres, todos celebramos ese día tan especial, todos queremos estar con nuestra progenitora que con tanto amor nos llevó en su vientre por nueve largos meses, meses de desvelo, de dolor, de sacrificio….
Pero en esta ocasión, estimados lectores, quiero compartir con ustedes la historia de unas niñas que no tienen nada que celebrar junto a su madre este 30 de mayo, pues lo único que esta “madre”, (si acaso se le puede llamar madre a esta mujer), les ha dado a sus pequeños retoños es sólo dolor, amargura, llanto y sufrimiento.
Por razones que me reservo voy a omitir los nombres originales de los protagonistas de esta triste historia ya que la misma llegó a mis manos con el objetivo de darla a conocer, siempre y cuando omitiera nombres y fechas específicas.
Todo parecía ir bien para aquella joven pareja que contrajo nupcias hace doce años. Los recién casados querían ser madre y padre lo más pronto posible y así fue: la joven quedó embarazada a los pocos meses de casada.
Nació su primera hija y todo era felicidad y amor en aquel matrimonio. Con el esfuerzo de ambos lograron adquirir un pequeño terreno, en el que luego, poco a poco, consiguieron construir una casa cómoda para la familia.
En pocos años la familia creció. Nació su segunda hija, pero para entonces, luego de seis años, aquel feliz matrimonio se estaba convirtiendo más bien en una cárcel para ambos padres. Iniciaron los maltratos, los insultos mutuos, en algunas ocasiones el padre hasta llegó a agredir a la madre delante de las pequeñas. El alcohol y la falta de comunicación entre ambos fueron algunos de los detonantes para que lo que apenas ayer era una relación idílica se convirtiera en un infierno para esta familia.
Pero en medio de esta situación tensa entre los esposos quedaba aún la esperanza de que esta relación podía ser recuperada. Esta esperanza fue reforzada cuando la madre quedó embarazada por tercera vez. Ambos padres creían haber superado sus diferencias, o al menos intentaron hacerlo por la salud de sus pequeñas.
Pero fue en vano. Las peleas continuaron y acrecentaron su tono. Los vecinos y los familiares más cercanos no hallaban qué hacer ante esta situación, ya que los pleitos eran insoportables, los gritos y los maltratos que sufrían las niñas, a las que se había sumado una tercera, por parte de sus propios progenitores, habían llegado al limite, al igual que la relación matrimonial.
Hasta que llegó el momento en que la situación llegó a su clímax y fue cuando el padre golpeó a la madre frente a las niñas y vecinos, quienes trataron a toda costa de aquietar al agresor, pero fue en vano. La mujer fue brutalmente golpeada por su esposo
Luego de un tiempo la pareja se separó.
Decidieron vender la casa que con tanto esfuerzo habían logrado adquirir sin pensar en las niñas que ahora están pagando las consecuencias de esta separación que, de todos modos, se hacía imperativa.
El padre volvió a rehacer su vida con una nueva compañera, en cambio, la madre, ha descargado toda la furia de su fracaso matrimonial en las pobres criaturas. Las maltrata, les habla con un vocabulario que no es el adecuado, les viola constantemente sus derechos, no las manda a la escuela, hay ocasiones en las que no les permite que hablen con su padre y el dinero que les lleva éste a la mujer para la manutención de las pequeñas ella se lo gasta en fiestas y en diversión con su actual pareja.
Hay que resaltar que las criaturas no han pasado hambre y demás penas ya que la abuelita ha velado por ellas cuando la desnaturalizada madre las deja al sol y al viento mientras ella se sacia en el mundo de la diversión y el libertinaje.
Por otro lado, es de vital importancia mencionar el daño psicológico irreversible que estas criaturas están sufriendo por esta vida de llanto y de lágrimas que les está dando la mujer, daños que ya son evidentes en las menores. Por ejemplo, su sistema nervioso está totalmente alterado, en la escuela no están teniendo el rendimiento óptimo que deberían, a la vez se les nota distraídas y apartadas de los grupos de niños de su edad.
Es doloroso pensar que esta mujer que un día llevó en su vientre por nueve meses a cada una de sus hijas, sea ella misma la que hoy en día, lentamente, les esté quitando la vida con su forma de actuar, de tal manera que los menores aseguran sentirse mucho más tranquilas y en paz cuando no está la desnaturalizada mujer al “cuidado” de ellas.
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