jueves, 16 de julio de 2009

Una madre ejemplar

No se ha dejado vencer a pesar de su edad y sus enfermedades.


El viejo, municipio del departamento de Chinandega, ubicada en el occidente del país y como lo dice su nombre es uno de los municipios más viejos de Nicaragua.

La historia de este atractivo pueblo data desde hace más de cuatrocientos años, pues desde épocas ancestrales se sabe que fue cede de unos de los grandes caciques que llegaron a dominar estas planicies.

En este bello y caluroso departamento nos encontramos con una de las historias más bellas en lo que al amor de madre se refiere.
Doña Ignacia de la Concepción Castillo Franco, es una bella y hermosa ancianita, agotada por el trabajo y el cuidado que le dedico a sus hijos, el próximo 31 de julio cumplirá sus 87 años de vida, y es toda una experta en la elaboración de las famosos “rosquillas Castillo” en este municipio.

Inicio a elaborar rosquillas a sus treinta años de edad, cuando su primera hija tenia apenas cinco años, nos cuanta que bajo su pobreza y dificultades, logro levantar sus casita, pues recuerda que esta era muy viejita “era de ocones enterrados, de caña de costanera”, nos cuanta la vejecita señalando su casa ahora construida de concreto.

Dice que nunca se caso, tuvo un compañero de vida que era agricultor, el cual le ayudaba, pero no siempre había buen tiempo y algunas veces la producción era muy fructífera, pero que en coacciones era pésima, pero ella siempre se mantuvo al frente se sus siete hijos, “nunca los deje solo, tampoco pasaron hambre por que así fuera solo tortillas con cuajada ellos comían sus tres tiempos”, relata la anciana con una vos tan tierna y con algunas lagrimas que asomaban a sus ojos y me imagino que eran de melancolía, pues recordó cosa que las había dejado en el baúl de los recuerdos.

Procreo siete hijos, tuvo tres malos partos, de sus siete hijos uno se suicido, por una serie de problemas que tenía, tiene un hijo que se le secaron los riñones hace siete años y esta en tratamientos con hemodiálisis, pero ella siempre a estado al frente de su familia, aunque nos cuanta con una voz muy pausada, ya por los años que lleva sobre su espalda, y la vida tan dura que le ha tocado vivir, que esta muy enferma y no cree llegar hasta la fecha de su cumpleaños.

Las rosquillas Castillo, tienen más de 56 años de ser degustadas por centenares de personas que llegan hasta la morada de Castillo Franco, las cuales son elaboradas por manos de mujeres trabajadores que desde las cuatro de la madrugada, están al pie de lucha preparando la masa de maíz y los otros ingredientes que les dan ese sabor único y que solo lo llevan las famosas “Rosquillas Castillo”.

Estas manos de madera abnegad no solo fabricaron rosquillas, sino que también preparaban la famosa cosa de horno, pan, rosquetes, pan de yema, galleta de pelota y marquesote, ojalaras y pupusas.

Hoy en día doña Ignacia, ya no hace sus rosquillas, pues a su edad y por sus múltiples enfermedades que le aquejan, le han impedido seguir desempeñando la labor que ha realizo por más de cinco décadas y que han sido degustadas por miles de turistas que llegan hasta esté municipio atraídos por la fama que la hace merecedora de una mención especial como una de las madres más abnegadas que ha tenido este bello departamento.

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